Devocional Ministerio

¿Qué te detiene de servir? Pongámonos nuestro delantal

servir

Hace unos 7 años, cuando Peniel nació y luego de varios ajustes, dejé mi trabajo fuera del hogar, para quedarme en casa con él. Al mi ingreso ser el mayor, empecé a buscar opciones para aportar al ingreso desde el hogar; y se me ocurrió la brillante idea de aprender a hornear y decorar bizcochos (panes o pastel) mirando videos en la internet. Después de muchos intentos fallidos, todo empezó a mejorar y comencé a soñar con mi negocio “Peace of Cake”; para mostrarme su apoyo mi mamá cosió para mí un delantal, que sólo utilizo mientras horneo.

Usándolo logre mejorar mucho mis destrezas y recetas. Obviamente al trasladarnos a Colorado Springs, CO continúe utilizándolo; incluso Peniel lo ha usado cuando me asiste o es él quien está horneando. Pero, honestamente mi delantal (lo pueden ver en la foto del encabezado) ha estado guardado en los gabinetes de la cocina por más de un año. Ahora que rentamos una casa, la cocina es más amplia y tengo espacio para almacenar los equipos y herramientas para decorar; pero aun así no he horneado. ¿Por qué? Porque he encontrado muchas razones o excusas para no hacerlo.

Así mismo nos ocurre en nuestra Vida Cristiana; por gracia se nos han dado dones, hemos sido equipadas para servir en diferentes áreas con el propósito de edificar al cuerpo de Cristo, la Iglesia. (Efesios 4) Pero también encontramos razones, o más que razones excusas para no hacer lo que nos corresponde. Para mí el hornear es un pasatiempo, que sí lo hago correctamente podría ser una fuente de ingreso; pero el ministerio es un regalo que Dios nos ha distribuido por el Espíritu Santo acorde a su voluntad. (Hebreos 2:4) ¿Qué don te ha dado Dios? ¿Cómo se ve para ti el ministerio? (cuando digo ministerio me refiero al servicio que puedes ofrecer todos los días) ¿Será ayudar, servir, enseñar, exhortar, contribuir, liderar, ser misericordiosa, sabiduría? ¿Qué tal construir un arca? Como Noé. ¿Embajadora de Dios? Como Moíses. ¿Guerrera?

¿Recuerdas a Gedeón? Me sorprende la conversación durante su llamado en Jueces 6: “el Señor nos ha abandonado” “mi familia es la más pobre” “yo soy el menor”. Después que se da cuenta que ha estado hablando con el ángel del Señor le obedece y completa la primera tarea, derribar el altar de Baal. Pensaríamos que en lo adelante haría todo lo que el Señor le pidiera, pero no fue así. El Espíritu del Señor viene sobre él y le da el liderazgo de reunir un ejército enorme; pero aun así Gedeón no está listo para salir, él necesita más señales. ¿Has estado ahí? Segura de que Dios te está llamando a hacer algo, pero necesitas más señales. Yo he estado ahí, más de lo que me hubiese gustado.

Uno de los ejemplos clásicos de las excusas es Moisés, mientras estudiada su historia me di cuenta que me parezco mucho a él. Veamos sus excusas: “¿Quién soy yo?” (Éxodo 3:11) “¿Que les responderé? (Éxodo 3:13) “¿Y si no me creen?” (Éxodo 4:1) “nunca he sido hombre elocuente” (Éxodo 4:10) “te ruego que envíes a otra persona” (Éxodo 4:13, NIV) ¿Puedes pensar en alguna ocasión en la que utilizaste las mismas excusas? Especialmente esa última; por favor envía a alguien más.

¿Que tal Noé? Su don era construir, no sabemos si era su trabajo, pero definitivamente era su don; y que tarea recibió para utilizar su don, construir una gran arca. Él puso manos a la obra y cuán grande fue su logro, por la gracia de Dios él y el trabajo de sus manos se convirtieron en el medio de salvación y el comienzo para una nueva generación; y aún más, en la sombra del magnífico plan de salvación por medio de Jesús. Los que estaban a su alrededor le proveyeron las excusas, pero Noé no se detuvo, tomó la decisión de no escucharlos. ¿Por qué? ¿Qué lo fortaleció a no escucharlos y seguir cumpliendo su llamado/tarea utilizando sus dones?

Tenemos una pista en Génesis 6:8: “Pero Noé halló gracia ante los ojos del Señor.” No tenemos todos los detalles, pero al parecer Noé entendió la maldad que el pecado había traído al mundo y que era necesario hacer algo, confió en Dios y en sus planes; decidiendo cumplir con su parte sin importar lo que costará. Puso sus dones en acción, por la gracia de Dios siento la necesidad de ser parte del plan de redención en este momento. Tu y yo hemos hallado gracia en los ojos del Señor; Noé tenía un sentido de lo que esto significaba, pero como dice Juan 1:17 la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. Hoy nosotras tenemos la historia completa y las implicaciones de la gracia, tenemos el Evangelio, hemos visto las misericordias de Dios en todo su esplendor. Hemos pecado, le hemos olvidado, le hemos desobedecido, vivimos para nuestros propios deseos; y Él ha enviado a su único Hijo para salvarnos, para redimirnos; no porque hicimos algo para merecerlo, hemos sido salvadas solo por gracia.

Hemos sido libertadas, porque Jesús no buscó ninguna excusa para tomar nuestro lugar en la cruz y salvarnos; en cambio escogió mostrarnos lo que es el Amor. “Aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que Se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló El mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:6-8)

Jesús nos ha servido, hemos sido equipadas por el Espíritu Santo, y ahora debemos usar nuestros dones para cumplir la voluntad de Dios. La pregunta es: ¿sabes cuál es tu don? ¿lo estas utilizando en su mayor potencial? ¿O estás haciendo como yo, escondiendo tu delantal? Las mismas excusas que tengo para no hornear, son las mismas que uso cuando decido no utilizar mis dones, cuando decido no “trabajar mi ministerio”. Y en esos momentos que me detengo de cumplir mi ministerio necesito fuerzas y las puedo encontrar en Gálatas 5:13-14:

Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; sólo que no usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros. Porque toda la Ley en una palabra se cumple en el precepto: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo.”

Una de mis excusas es no tengo tiempo, pero el verso nos dice “a libertad fueron llamados.” Una persona libre puede escoger lo que desea hacer y cuando lo quiere hacer. Si estas en la cárcel tienes que seguir un horario y no puedes hacer cambios, pero como personas libres tenemos múltiples oportunidades en nuestro día a día de ajustar nuestras agendas y decidir o no usar nuestros dones y servir en nuestro ministerio. La verdad es que sí tengo tiempo para hornear, pero debo dejar de hacer ciertas cosas para lograrlo. ¿Qué cosas debes dejar de hacer para tener tiempo para unirte a Dios en su obra?

Otra de mis excusas es hay otras personas que pueden hacer eso, pero la exhortación es sírvanse por amor los unos a los otros. Es cierto, el don que posees no es único en el mundo, pero no hay otra persona que lo pueda utilizar como tú. La Biblia nos exhorta a servirnos los unos a los otros; hay alguien allá a fuera que necesita de tu servicio; de la misma manera que nosotros necesitábamos el servicio de Jesús. Como parte del cuerpo de Cristo, yo necesito hacer mi parte; Dios quiere darnos una parte en su plan como lo hizo con Noé, Gedeón, Moisés y otros. Hay alguien que necesita nuestro servicio, porque otros que tienen tú mismo don no podrán alcanzarlos.

Y la más común es: No soy suficientemente buena en esto, pero el amor no tiene niveles de rendimiento, el mandamiento es “amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Si te estas ahogando en una alberca o en la playa; y el salvavidas que viene a socorrerte es un novato, lleva trabajando solo dos días. ¿Le pedirías que busque a un salvavida más experimentado? ¡No, solo necesitas ser rescatada!  No vas a preguntar por credenciales ni diplomas en una emergencia, sólo necesitas ayuda. Nuestros vecinos que no conocen lo que Jesús ha hecho por ellos, se están ahogando y no necesitan a la persona con más experiencia o la “mejor” persona para servirles; te necesitan a ti. Nuestros hermanos en sus momentos de necesidad; sólo necesitan ser edificados por medio de nosotras.

Después de varios intentos sirviendo puedes pensar que es mucho trabajo y que la recompensa no es suficiente. Somos advertidos “no usen la libertad como pretexto para la carne,” porque Romanos 8:8 nos dice “los que están en la carne no pueden agradar a Dios.” Debemos utilizar nuestra libertad para vivir en el espíritu, el versículo 24 de Gálatas 5 dice: Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si hemos entendido la gracia que ya hemos recibido y la libertad que disfrutamos, vamos a desear utilizar esa libertad sabiamente, porque no merecíamos ninguna recompensa y ya Dios nos ha dado la mejor recompensa, reestablecer nuestra relación con Él.

Estoy planificando hornear en las próximas semanas, hay una razón más grande que mis excusas para ponerme mi delantal otra vez. Por gracia el Señor nos concedió tener una niña, quien ya está por cumplir un año; y por el amor que tengo por ella, voy a hornear y a decorar lo que espero resulte en un delicioso y hermoso pastel. Permitamos que la gracia que nos has sido dada por medio de Jesús y nuestro amor por Dios y los demás, nos fortalezcan para tomar nuestros delantales y servir, todas tenemos dones y oportunidades diarias para usarlos. Oremos para que Dios abra nuestros ojos espirituales para verlas y obedecerle en servicio.

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