Maternidad

Una Gota de Gracia: de un accidente a una celebración

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Mientras completo los detalles de la próxima publicación del devocional, Despierta Alma Mía, me detengo a escribir esta publicación no planificada. Pasando por alto las muchas que están en la bandeja de borradores, pues necesito guardar y al mismo tiempo compartir todo lo que está pasando en mi corazón y en mi mente.

Para nuestra familia el domingo es el día más cargado de la semana, y hoy no fue la excepción; a mitad del día no aguante más y exploté en llanto. Lágrimas cargadas de dolor, de frustración, de soledad, de cansancio y de falta de control.

Estallé cuando nuevamente, al llevar a Jonatán al baño, había tenido otro accidente. Si has leído un poco de nuestra aventura azul; el entrenamiento de ir al baño ha sido un proceso muy largo y tedioso.

No lloré por una ropa sucia, lloré por recordar que hay resultados que no puedo controlar. En un momento de silencio y a solas con Dios, desahogué mi dolor, pedí perdón y clamé por ayuda.

Un accidente más

Al llegar a la casa, después de la explosión de llanto y un tiempo hermoso con la familia de la fe. Entro a mi baño para cambiarme de ropa y me encuentro con la escena en la foto del encabezado. Sí, es la ropa interior y el pantalón de mi hijo. Sé que no es la foto más atractiva que verás en un ‘blog’ pero, la verás diferente cuando termine la historia.

Sí, estaba mojada, otra vez. Cuando registro todo, pienso Jonatán, anda sin ropa. Lo llamo con voz de autoridad, para corregir lo que había hecho mal.

Llega mi hijo con su sonrisa que cambia todo y cuando lo veo bien tiene ropa interior y pantalones limpios puestos. Le pregunto a Peniel, ¿tu ayudaste a tu hermano a vestirse? Su respuesta fue un no total. Al volver a mirar a Jonatán su sonrisa y su carcajada me dicen: “lo hice yo solo.”

¡A Celebrar!

Comencé a gritar y a celebrar una pequeña victoria más. Luego de semanas de llevarlo a dónde están sus ropas, hoy pudo vestirse solo. Mi corazón se llenó de regocijo, gritamos, reímos, celebramos y lloramos otra vez.

Pero esa no es la única victoria por celebrar, hoy por primera vez Jonatán estuvo con nosotros en el Servicio de Adoración. Mientras dirigía la adoración lo vi, permanecer sentado, escuchando la música y sonreír.

Nos sentamos juntos mientras escuchamos a papá predicar, coloreamos juntos, y me abrazó en varias ocasiones. ¡Qué gozo ver ocurrir aquello que pareciera ser imposible!

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Aunque esto no quiere decir, que cada domingo será igual de exitoso; mi corazón ha sido fortalecido y refrescado. Un accidente por no llegar al baño a tiempo sacó a la luz el dolor en mi corazón. Otro accidente por la misma razón sacó a la luz, la fidelidad de Dios. Cómo dijo mi esposo cuando le conté lo que había pasado: “Una gota de Gracia.” Exactamente lo que necesitaba.

Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y Él me ha dicho: “Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad.” Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos (maltratos), en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12:8-10

¡Perfecciona tu poder en medio de mi debilidad!

¡Qué me basté tu gracia!

4 Comments

  1. Mientras más difícil sea el proceso, mayor se manifestará la Gracia de Dios en nuestras vidas. Gracias por compartir tu proceso con nosotros.
    ¡Dios los bendiga!

  2. Que maravilloso es nuestro Dios, como nos enseña en esas cosas pequeñas del día a día, estoy viviendo con mi mama, una anciana de 82 años y a veces estalló en llanto, frustración y dolor…. Pero a través de su Palabra me dice » bástate mi gracia…..». Gracias por compartir Aventura Azul, cuánto me ministra el Señor con sus vidas. Hermanos… Les amamos

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