Devocional Despierta Alma Mía

Despierta Alma Mía: Semana 29 (Salmo 119 al 123)

Salmos 119 al 123
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Salmo 119: Tau (v. 169-176)

En esta última sección del Salmo 119, te invito a juntas hacer nuestras las palabras del Salmista en los versículos 175 y 176. Pues, aunque nuestro anhelo sea vivir para alabar a Dios, no podemos negar que por días o temporadas nos descarriamos, nos salimos del camino como una oveja perdida. ¿Puedes recordar cuando te ha sucedido esto? Mientras estudiamos la Biblia, esa semilla se siembra en nuestra mente y espíritu; siendo nuestra ayuda a recordarnos por qué debemos adorar a Dios y servirle. Nos recuerda el salmista que el Señor sale a buscarnos para acercarnos a él y guiarnos por su camino.

Pensemos…

¿Puedes identificar ese día o temporada en la que Dios te encontró y te acerco a él? ¿Puedes recordar cuando te ha dado un jalón para que te mantengas en el camino?

Oremos…

¡Señor, he leído y escuchado lo que haces por tus hijos, estoy lejos y necesito estar cerca; búscame, Señor! Señor, encuéntranos cada día para que nos mantengamos en tu camino.


Salmo 120: La Lengua Engañosa y los Enemigos de la Paz

Este breve salmo me enseña tres cosas, principalmente: primero, que en nuestros momentos de angustias debemos clamar/orar a Dios, con la seguridad de que Él nos responderá. Hemos visto en otras ocasiones, su respuesta no necesariamente será la que esperamos, pero de seguro recibiremos una contestación.

Segundo, nos invita a reflexionar en las palabras que salen de nuestra boca, ¿están estas marcadas por el engaño? ¿Has escuchado hablar de las mentiras piadosas o blancas? Esta distinción no existe ante Dios, debemos hablar la verdad, aunque no sea lo más conveniente para nosotras. ¿Cómo son nuestras palabras? Clamemos a Dios para que nos libre de la mentira y nos dé un corazón de integridad.

Tercero, nuestras relaciones se pueden ver manchadas por malentendidos, traiciones, dolor, etc. más como hijas de Dios debemos procurar mantener o restablecer la paz. La reconciliación la debemos iniciar nosotras, si la otra parte está “por la guerra”, oremos. Hagamos nuestra parte y dejemos al Señor hacer la suya.

Pensemos…

¿Cuál de estas tres enseñanzas te afecta más en la temporada que estás viviendo?

Oremos…

Señor, recuérdanos cada día tu verdad, cada día tus palabras para que filtremos nuestras palabras y nuestras acciones, para que procuremos la paz y honrarte con todo lo que hagamos.


Salmo 121: El Señor, Guardador de Israel

Al leer este salmo podemos llenarnos de paz y de seguridad al recordar quién es el Señor que guarda a Israel. Es importante saber y entender que el cuidado del que habla el salmista es para que ellos que confían en Él como su Salvador. El Señor guarda a los que le temen, a los que claman a él y los defiende. Nos recuerda que el señor no duerme, o sea que no deja de sostenernos en ningún momento de nuestra vida. Él es todo suficiente, en todo tiempo.

También nos recuerda que el peligro o el mal estarán presentes en nuestra vida, pero aun así el Señor nos guardará. A veces pensamos que, al poner nuestra fe en Dios, todas las cosas nos irán bien y los problemas desaparecerán; pero la realidad es que no. Lo maravilloso es que ahora podemos tenemos una esperanza y un refugio en medio de la dificultad.

Pensemos…

¿Has puesto toda tu confianza y fe en este Señor, para que puedas descansar en su cuidado? ¿Van nuestras acciones diarias de acuerdo con esa fe en su cuidado?

Oremos…

Señor, muéstranos cada día, cuan maravilloso y asombroso eres tú, cuál refugio tenemos en ti; y que esta verdad cambie la manera en que enfrentamos el día a día y como vemos las dificultades en nuestro caminar.


Salmo 122: Oración por la Paz de Jerusalén

Este salmo nos recuerda el gozo y la bendición de congregarnos. Cuando nos unimos a la Iglesia, a nuestros hermanos y hermanas en la fe, con el propósito de adorar a Dios y escuchar su Palabra; recibimos el alimento espiritual, la hermandad, la paz, y la centralidad que necesitamos para vivir nuestra vida los días que no estamos juntos. Dios nos ha equipado a cada uno con talentos y dones diferentes, que son necesario para la edificación de otros.

En la reunión de la Iglesia, el cuerpo de Cristo hay una bendición y edificación de parte de Dios cuando estamos con otros hermanos en la fe, que no recibimos en nuestra intimidad a solas a Dios; ni cuando leemos un buen libro, este devocional o mirando una predicación en la Internet. Estos últimos son herramientas útiles e importantes para nuestro crecimiento, pero no se comparan con la congregación de los santos.

Pensemos…

¿Qué lugar tiene en tu vida el congregarte? ¿Puedes ver y entender la bendición de estar en la casa del Señor, con su familia?

Oremos

Rogamos por la paz de la Iglesia en todo el mundo; para que juntos podamos crecer en tu conocimiento y en la piedad, para vivir honrándote y edificando a otros. Danos amor por nuestra iglesia local, y por la iglesia en todo el mundo; tu cuerpo, tu novia.


Salmo 123: Oración Pidiendo Ayuda del Señor

No hay certeza de las condiciones en las que se escribió este salmo, pero es evidente que el autor y hasta la nación se encontraban atravesando una situación de desprecio y desesperación. ¿No muy diferente a nuestros días? Cada una de nosotras está atravesando diferentes situaciones que nos llevan a exclamar: ¡Nuestra alma está cansada! (v. 4) ¿Qué hacemos cuando nuestra alma está cansada? ¿Nos enfocamos en nuestros problemas, nos dedicamos a acciones que no tendrán un resultado definitivo, o alzamos nuestros ojos?

El salmista nos recuerda, que debemos levantar nuestros ojos y reflexionar en que el Señor está reinando. (v. 1) Sí, hago esto en los momentos difíciles, pero tengo que admitir que no lo hago como lo describe el salmista: “Así nuestros ojos miran al Señor nuestro Dios hasta que se apiade de nosotros.” (v. 2) Alzo mis ojos, me recuerdo que Dios existe. Recuerdo que es soberano, que está reinando y me vuelvo a mis problemas y desesperación. El salmista nos reta hoy a poner nuestros ojos en Dios y no quitarlos de Él hasta que recibamos respuesta, ya sea solución o paz.

Pensemos…

¿Qué tal tú? ¿Cómo es tu relación con Dios cuando estas en desesperación?

Oremos

Señor, ayúdanos a mantener nuestra mirada en ti, recordando que tú eres soberano y que responderás a nuestra necesidad. Ayúdanos a reconocer que nuestra alma cansada no se fortalecerá cuando se desvanezcan nuestros problemas, sino que mientras mantenemos nuestros ojos en ti.

A menos que se indique lo contrario, citamos la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy. En ocasiones haremos referencia a un comentario por W. S. Plumer titulado Psalms publicado por The Banner of Truth Trust en 2016

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