Devocional Despierta Alma Mía

Despierta Alma Mía: Semana 25 (Salmo 119: 9-48)

Salmos 119_9-48

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Salmo 119: Bet (v. 9-16)

Una pregunta, una respuesta. ¿Cómo podemos mantenernos puros? Mientras guardamos Su Palabra. A diario nos proponemos hacer muchas cosas con el fin de estar más saludables físicamente, para mejorar nuestras finanzas, el orden de nuestra casa, nuestro desempeño en el trabajo; etc. Pero sólo hay una cosa que podemos hacer para alcanzar vivir una vida en pureza; guardar la Palabra de nuestro Dios, la Biblia, debe ser nuestra guía, la que nos instruya en lo que debemos y no debemos hacer.

Debe ser nuestro mayor gozo el meditar en la Palabra del Señor. En ella encontramos las promesas que Dios nos ha hecho, nos muestra el carácter de Dios y como Él nos hace bien. Hemos estado por meses reflexionando en los salmos y hemos podido ver estas cosas. La exhortación de hoy es a que no nos conformemos con un poquito de su Palabra, sino que nos deleitemos en ella, y anhelemos alimentarnos de ella a cada instante.

Pensemos…

¿Está tu cuerpo satisfecho con sólo una pequeña porción de comida al día? (El mío nunca lo está, jaja) Si tu cuerpo exige comida cada cierto tiempo y no lo ignoramos, debemos reconocer cuando nuestra alma esta necesita de la Palabra de Dios y alimentarla en la medida correcta, no con pequeñas porciones.

Oremos…

Enséñanos Señor a reconocer y responder al hambre de nuestras almas; y que corramos a tu palabra para saciarla. Sabiendo que mientras nos deleitamos en ella seremos edificadas para vivir en pureza.

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Salmo 119: Guímel (v. 17-24)

En esta porción vemos otros beneficios de vivir guardando la palabra de Dios. Mientras meditamos en la Palabra de Dios recibiremos el consejo que necesitamos para las diferentes etapas de nuestra vida y las diversas situaciones que enfrentamos. El salmista medita en la palabra en medio del quebranto, mientras es despreciado, en medio de la murmuración, etc.

¿Qué hacemos nosotras en medio de estas situaciones? Tratamos de manejarlas a nuestra manera o buscamos consejo en la Palabra de Dios. El salmista nos exhorta a que pasemos tiempo en la Palabra y permitamos que la misma transforme nuestra manera de ser. Te estarás preguntando cómo va a ocurrir esto; el versículo 18 es una oración a Dios: Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley. Acerquémonos con un corazón sincero y humilde en oración a Dios y su Palabra para que abra nuestros ojos y su Palabra cumpla su propósito en nosotras.

Pensemos…

¿En qué te refugias en medio de las dificultades? ¿Dónde buscas consejo para manejar los problemas? ¿Reconoces que tu fuente de vida proviene de guardar los mandamientos de Dios?

Oremos…

Abre nuestros ojos para que veamos como rendirnos a ti y correr a tu palabra como nuestro refugio y consejo; será fuente de vida hoy y para la eternidad.

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Salmo 119: Dálet (v. 25-32)

¿Puedes percibir el dolor y la aflicción del salmista en el versículo 25, postrada esta su alma en el polvo? He tenido días en que me he sentido muy mal y mi pensamiento se ha nublado, pero no sé sí he estado así tirada en el polvo. No importa cuán mal nos hayamos sentido, la depresión por la que estemos pasando. El salmista nos invita a reconocer junto a él que, en medio de esas situaciones de dolor, que hay una manera de ser vivificados.

Podemos ser vivificadas y fortalecidas por medio conocer y guardar la Palabra de Dios. Sin importar como han sido nuestros caminos hasta ahora, el Señor nos escucha, nos recibe y está dispuesto a transformarnos por medio de su palabra. Mientras conocemos más su Palabra, seremos fortalecidas para vivir de acuerdo con sus preceptos y caminar en la verdad.

Pensemos…

En los momentos de profunda tristeza, tenemos dos opciones, podemos continuar sumiéndonos en nuestro dolor y no encontrar salida. O podemos correr al Señor y su Palabra, para ser fortalecidas y recibir vida. ¿Qué opción usas más a menudo? ¿Qué puedes hacer para recordarte el correr a Dios?

Oremos…

Señor, no podemos eliminar el dolor ni la tristeza de nuestra vida; pero clamamos a ti, para que nos enseñes cuanto más necesitamos de ti y de tu Palabra. Fortalécenos. Vivifícanos, anhelamos caminar en tu Verdad.

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Salmo 119: He (v. 33-40)

Seguimos viendo el anhelo del salmista por vivir en la Palabra de Dios y de acuerdo con los mandamientos establecidos en ella. Me llama mucho la atención de esta porción que todos los argumentos, o peticiones que tiene el salmista, son ejecutados por Dios en él. Enséñame, dame, guíame, inclina, aparta, avívame, quita, vivifícame… No hay nada que podamos hacer por nosotras mismas, sin la intervención de Dios.

Junto al salmista debemos clamar para que Dios realice lo mismo en nuestras vidas; para que podamos entonces guardar su palabra con sinceridad y vivir en humildad. El reto de hoy es a ponernos en las manos de Dios con humildad para que Él haga estas cosas en nosotras. Mientras Dios continúa obrando en nosotras, lograremos vivir acorde a su Palabra, pues por nuestras propias fuerzas no podremos lograrlo.

Pensemos…

Al pensar en los cambios que te gustaría ver en tu vida mientras meditas en la palabra; ¿esperas alcanzarlos por ti misma o te estás poniendo en las manos de Dios para que él haga la obra en ti?

Oremos…

Danos entendimiento para que guardemos tu ley, para que seamos honesta y sinceras en nuestra necesidad de ti. Que podamos rendirnos a ti con todo para que seamos moldeadas según lo que aprendemos en tu palabra.

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Salmo 119: Vav (v. 41-48)

¿Te has topado con gente, que te cuestiona el por qué vas a la iglesia o por qué pierdes tu tiempo en leer la Biblia? Ya sea directa o indirectamente, muchas personas piensan que ser cristiano no tiene sentido, que en esta época en que vivimos podemos alcanzar todo lo que necesitamos sin la intervención de un ser divino. En esta porción, el salmista sigue reconociendo que la Palabra del Señor, es nuestra fortaleza, es una guía para nuestra Salvación (pues contiene el mensaje del Evangelio y el plan redentor de Dios para con nosotros), nuestro deleite y el que más me llama hoy la atención nuestra LIBERTAD.

Llevo casi un año, tratando de eliminar o simplificar tareas y compromisos en mi diario, con la intención de tener más tiempo libre para hacer otras cosas que disfruto como leer y escribir. Sí, dije que llevo casi un año en ese plan, al culminar otro día me tiró en la cama y lloro en oración: “estoy por culminar con este compromiso, pero creo que esa no va a ser la solución, temo que me seguiré sintiendo igual.”

Su respuesta sutil en el silencio de la noche fue, sí, seguirá siendo igual mientras no te alimentes más de mí. El versículo 45 me confirma esa respuesta: nuestra libertad proviene de conocer más la Palabra del Señor. ¿Por qué? Porque en ella encontramos todo lo que necesitamos para enfrentar cada situación en nuestra vida.

Pensemos…

¿Qué ajustes debemos hacer para mejorar nuestra dieta de la Palabra de Dios? ¿Qué excusas te detienen de pasar tiempo en la Palabra?

Oremos…

Señor, cuanto anhelamos vivir en libertad, cuantas cosas pensamos que podemos hacer para sentirnos felices y obviamos que es en ti y en tu Palabra que encontramos la verdadera libertad. Perdónanos y ayúdanos a deleitarnos en tus mandamientos sin importar las afrentas que podamos recibir.

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A menos que se indique lo contrario, citamos la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy. En ocasiones haremos referencia a un comentario por W. S. Plumer titulado Psalms publicado por The Banner of Truth Trust en 2016

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