Devocional Despierta Alma Mía

Despierta Alma Mía: Semana 9 (Salmos 41 al 45)

Devocional Salmos 41 al 45

Salmos 41: Oración en Enfermedad y Tristeza

La mayoría de nosotras deseamos ser felices en nuestra vida; y mientras buscamos esa felicidad, podemos identificar un sin número de cosas que debemos hacer y aquellas que debemos dejar de hacer para alcanzar esa felicidad. Leyendo varios artículos y comentarios sobre cómo ser felices, en ninguno encontré la palabra sufrimiento; incluso en algunos se menciona que para ser felices hay que dejar de sufrir. Sin embargo, en el salmo de hoy nos encontramos la oración de un hombre afligido por enfermedad y el dolor de una traición de aquel a quien llama su íntimo amigo.

Los problemas, la enfermedad, las dificultades en muchas ocasiones son inevitables, no podemos hacer nada para detenerlas. Y aunque estas afectan nuestro de ánimo, deben afectar positivamente nuestra fe y confianza en Dios. Este Salmo nos recuerda que el Señor escucha nuestra oración y responderá a ella de acuerdo con su voluntad.

En medio de nuestro dolor, tristeza o enfermedad debemos acercarnos a Dios con la confianza de que Él nos afirmará y nos sostendrá. De esa verdad y no de nuestras circunstancias es que proviene nuestra felicidad.

Pensemos…

¿De qué depende tu felicidad? ¿Ves el sufrimiento como un castigo o como una oportunidad de conocer el poder de Dios?

Oremos …

Señor, sostennos en medio de nuestro dolor, ayúdanos a descansar en tu fidelidad y muéstranos como en ti, sin importar nuestras circunstancias, hallamos verdadera felicidad.

fondo de una cruz en papel sobre una mesa, con texto de salmos 41
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Salmo 42: Sed de Dios en la Angustia y en el Destierro

Más de las veces que quisiera me encuentro angustiada, y este salmo es de ánimo a mi corazón. De igual forma, el salmista se encuentra en una angustia profunda, dice que las lágrimas han sido su alimento y además de su dolor, aquellos que se encuentran a su alrededor le cuestionan su fe. Como vimos en el salmo anterior, el sufrimiento es parte de la vida y debe llevarnos a descansar en Dios. No debemos caer en la mentira de que podemos hacer algo para agradar a Dios, de tal manera que no existan problemas o sufrimiento en nuestra vida. Jesús, siendo Dios, en su cuerpo humano sufrió un gran dolor; ¿quiénes somos nosotras para creer que seremos eximidas del sufrimiento?

Ahora, como nos enseña el salmista, en medio de nuestra angustia y sufrimiento tenemos la bendición de exclamar: “¿Por qué te desesperas, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarlo otra vez por la salvación de Su presencia.” (v. 5)

Aquellos que no tienen su fe en Dios se ahogan en sus problemas, nosotras como creyentes tenemos cerca de nosotras un flotador en medio de nuestro problema, y más que un flotador para no ahogarnos tenemos una roca para pararnos en medio de nuestros problemas. ¿Te encuentras turbada, angustiada? Recuérdate como el salmista “Espera en Dios, pues Lo he de alabar otra vez. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!” (v. 11) Nuestro mayor problema ya ha sido resuelto, tenemos un camino de salvación, las demás angustias son temporeras y en su momento acabarán.

Mujer mostrando la portada del devocional despierta alma mía
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Pensemos…

Mientras estamos angustiadas, ¿Sacamos un momento para recordarnos lo que ya hemos visto a Dios hacer? ¿Le recordamos a nuestra alma a esperar en Dios?

Oremos …

Señor, nuestra alma se aflige y se cansa. Espíritu Santo, ayúdanos a recordar tu obra en nosotros para que descansemos y esperemos en ti. Ayúdanos en medio de nuestra aflicción alabar tu nombre.

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Salmo 43: Plegaria Implorando Liberación

En el salmo anterior vimos que mientras los problemas son inevitables, tenemos en Dios una roca. Hoy la pregunta es: ¿Qué haces cuando tu alma comienza a angustiarse? Haces, como yo, una lista de las posibles soluciones y porque convienen o no; llamas a otros para buscar consejo, lloras o gritas; creo que ya tienes la respuesta.

El salmista no nos dice que no podemos actuar de esta manera; pero nos comparte un hermoso principio, nos comparte el salmista, “Envía Tu luz y Tu verdad; que ellas me guíen, Que me lleven a Tu santo monte y a Tus moradas. Entonces llegaré al altar de Dios, A Dios, mi supremo gozo; Y al son de la lira, Te alabaré, oh Dios, Dios mío.” (v. 3-4) En medio de nuestra angustia:

  • Busquemos a Jesús (luz y verdad de Dios), así nuestra mirada se enfocará en lo adecuado y llegaremos al otro lado de nuestra tempestad. (Mateo 14:22-32)
  • Llega al altar de Dios, ya sea en el templo o en tu lugar secreto (tu cuarto, el baño, donde puedas estar a solas con Dios) y encuéntrate con tu supremo gozo. (Salmo 84:1-4)
  • Abre tu boca, no tan solo para pedir, sino para alabar y engrandecer a Dios. Así recordarás que Él sigue siendo tu roca y se te hará más fácil esperar y planificar. (Salmo 96:1-6)

Pensemos…

¿Cuán presentes están estas tres acciones en tu vida, durante los momentos difíciles? ¿Debes incorporar uno de ellos más?

Oremos …

Señor, cuando la angustia crece en nuestra vida, recuérdanos buscar primeramente Tu Luz y Verdad; que nos refugiemos en tu gozo y que no cesemos de adorar tu nombre.

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Salmo 44: Oración Nacional de Intercesión

Mientras leo este salmo hay dos cosas que captan mi atención. Primero el versículo 1, “Nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días.” Es nuestra responsabilidad como padres y madres el contarles a nuestros hijos acerca de la grandeza y santidad de Dios; y como esta es evidente en nuestras vidas personales y en las naciones.

Sí, cuando nos congregamos, celebramos esa grandeza y santidad de Dios, pero es en casa donde tenemos la responsabilidad de recordarle y enseñarle a nuestros hijos: quien es Dios, lo que ha hecho por nosotros y porque necesitamos el evangelio. Es nuestro privilegio y responsabilidad contar las obras de Dios; a nuestra familia y amistades.

Segundo, la nación se encontraba en unos momentos de guerra que llevan al salmista a exclamar con tanto dolor y frustración: “Despierta! ¿Por qué duermes, Señor? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre. ¿Por qué escondes Tu rostro y te olvidas de nuestra aflicción y de nuestra opresión?” (v. 23-24)

Al leer estas palabras puedes imaginar el dolor que están experimentando, pero aun así dice el salmista, “sé nuestra ayuda” (v. 26) Aun cuando parezca que el Señor está lejano, o que duerme como Jesús en medio de la tempestad. Él tiene todo bajo control. No debemos olvidar que la soberanía de Dios no depende de nuestras circunstancias. Él siempre está en control.

Pensemos…

¿Recuerdas la obra que Dios ha hecho en tu vida, para contarla a otros y recordarte que él sigue en control?

Oremos ….

En medio del mal y las dificultades que nos puedan alcanzar, recuérdanos que tú sigues en control, aun cuando parezca que estás lejano, ayúdanos a verte levantado en control de todas las cosas.

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Salmo 45: Cánticos de las Bodas del Rey

Este salmo, como dice el título, habla de las bodas del rey, aunque no se sabe ciertamente cuál Rey se estaba casando, se cree que fue Salomón. Muchos de los comentaristas están de acuerdo que este Salmo nos lleva a pensar más allá de un evento histórico de uno de los reyes de Israel, a contemplar las bodas de Cristo el Mesías con su iglesia. Podemos notar ciertas características que no fueron alcanzadas por un rey común de este mundo. Tornando nuestros ojos hacia Jesús, el Justo, el Victorioso, el Eterno Rey.

Entonces, la esposa representada en el salmo, somos nosotros, la Iglesia, quien se prepara para entrar al palacio del rey. “Escucha, hija, presta atención e inclina tu oído; Olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre.” (v. 10) Así como luego de nuestra boda terrenal nos olvidamos de nuestra casa paterna, para comenzar una nueva familia y nuestras prioridades cambian.

Así mismo debemos abandonar las cosas de este mundo y poner nuestros ojos en Jesús y nuestra nueva vida junto a Él. Buscando cada día estar más resplandecientes y listas para el gran día de nuestra boda. ¡Que se llene nuestra boca de alabanzas para nuestro Rey!

Pensemos…

Pensemos en cómo nos debemos preparar para nuestra boda con el Rey, ¿debemos conocerlo más? ¿Debemos hablar más con él? ¿Anhelamos vivir solamente con él y según su liderazgo?

Oremos …

Señor, ayúdanos a prepararnos para las bodas y que vivamos con la esperanza y el anhelo de vivir una eternidad contigo.

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A menos que se indique lo contrario, citamos la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy. En ocasiones haremos referencia a un comentario por W. S. Plumer titulado Psalms publicado por The Banner of Truth Trust en 2016

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