Abro mis ojos y me doy cuenta de que otra vez no escuche la alarma. Escucho a mis hijos hablando, ya están sentados en la mesa esperando su desayuno; salgo de prisa sin siquiera colocarme los anteojos; y con el día acabado de comenzar ya estoy tarde.
Tarde para hacer un desayuno completo, tarde para escoger bien la ropa, para contestar los correos electrónicos pendientes, para la reunión en la iglesia, para leer la Biblia, etc. Así me sucedió muchas más veces de las que puedo contar durante el pasado año. Y no tan solo vi las consecuencias en mis hijos alterados cuando los apuraba a alistarse, sino también lo vi en mi alma agotada.
No importaba lo que hiciera, antes de terminar el día estaba fatigada y la lista de cosas por hacer era aún más larga; cada área de mi vida se estaba convirtiendo en un reto. Sabía que el problema no lo resolvería con más horas de sueño (aunque no las rechazaría), mi cansancio no provenía de mi cuerpo sino de mi alma.
Mi alma que estaba dormida; dormida en los deberes del hogar y del ministerio; dormida en las rutinas de mis hijos; dormida buscando descanso en aquellos lugares que no me saciarían; dormida olvidando quien es Dios. Más de una vez ore: “Señor, ayúdame, no quiero, ni puedo seguir así”; pero seguía haciendo las mismas cosas que antes, corriendo de un lado para otro. Dormida.
Necesito Despertar
Sí, necesitaba despertar y no al sonido de la alarma; necesitaba despertar a la realidad de quién es Dios y como su naturaleza afecta mi vida diaria. No me hacía falta consumir más frutas o vegetales, o seguir al pie de la letra una rutina de ejercicios. Lo que necesitaba era una porción diaria de la palabra de Dios y aplicarla a mi vida, de la manera más real posible. Necesitaba despertar y así para animarme le pedí a las mujeres de nuestra iglesia, que me acompañaran a reflexionar en los Salmos durante la semana; y de esas reflexiones nace este devocional que les comparto en este nuevo año.
¿Por qué los Salmos?
En viajes largos, me gusta pasar las páginas del libro de los Salmos y cantar aquellos que he aprendido con el tiempo; una gran manera de aprenderlos y recordarlos en los momentos de mayor necesidad. Sin embargo, en esta ocasión necesitaba recordarme cuán grande es Dios aún en medio de mi mundanalidad y de las dificultades de la vida diaria. Cada salmo confronta nuestra naturaleza humana y exalta la naturaleza de Dios. Exactamente, lo que necesitaba para despertar.
La música que escuchamos, se graba fácilmente en nuestras mentes y aún sin darnos cuenta, es influyente en lo que creemos y las acciones que tomamos. Esta es la otra razón por la que estudiaremos los Salmos, para que se graben estas canciones y poemas en nuestra mente y moldeen nuestra manera de vivir. Los Salmos eran utilizados en la adoración y cumplían el propósito de enseñar y recordar principios de vivir delante de Dios. En ellos vemos un corazón transparente delante de Dios en los diversos momentos de la vida y vemos cuán grande es nuestro Dios.
Como utilizar estas reflexiones
¡Despierta Alma Mía!: Conociendo a Dios un Salmo a la Vez, es un devocional compuesto por reflexiones sobre los Salmos, no un estudio exhaustivo de los mismos. En algunos casos veremos múltiples detalles, en otros nos enfocaremos en un solo aspecto del mismo. Cada lunes, comenzando el 8 de enero, publicaremos la guía para toda la semana (lunes a viernes), que incluirá la reflexión para cada salmo y motivos de oración.
Te invitamos a que antes de leer la guía abras la Palabra de Dios en oración, leas el Salmo correspondiente y luego leas la reflexión. Medita en el Salmo y los detalles presentados en la reflexión, toma notas, háblalo con alguien más, ora para que la enseñanza de ese día cambie tu manera de pensar y de hacer las cosas. Durante la semana estaremos colocando versículos claves de cada salmo en nuestra página de Facebook, para que la puedas compartir y si lo deseas también puedes compartir como cada salmo ha impactado tu vida.
Si no has leído nuestro blog antes te invitamos a hacerlo, para que conozcas un poco más sobre Mujer Balanceada, que no es aquella que tiene todo bajo control, sino la que en medio de sus crisis detiene su paso, abre las Escrituras y encuentra lo que necesita. No buscamos perfección o rendimiento, buscamos abrir las Escrituras y ser transformadas por la Verdad en ellas. Es nuestra oración que el Señor despierte nuestras almas, para conocerlo más.
